viernes, 23 de septiembre de 2011

Noticia sobre Andrés López Pérez

                            I.G.M.E.     REVISTA MINERA  año: 1852                 TOMO III   p. 189



                                 Noticia  sobre Andrés López Pérez,  Descubridor del filón Jaroso.

      Andrés López Pérez, (a) Perdigón, nació en la villa de Cuevas de Vera en 1794.  Era hijo de labradores pobres. Cuando joven se dedico pocos años a la arriería, y en seguida a los trabajos de minas sin intermisión, dependiendo siempre del difunto Sr. Don Miguel Soler Molina, aficionado en extremo a este ramo de industria, y recompensado por la suerte con el encuentro del  rico filón jaroso, descubierto en 1839 por dicho Perdigón, por lo que fue su amo el decano de la empresa del Carmen, formando la sociedad de este nombre. En ella se ofreció a Perdigón en un principio una acción  costeada, que al formalizar la escritura quedo reducida a ¼, que solo disfruto 3 meses no productivos, cambiando después esta porte por una burra y un muleto al difunto  D. Francisco Albarracin Bravo, vecino también de Cuevas.
Cuando la riqueza se manifestó  no faltaron personas que se compadecieran de la mala suerte de perdigón, que había cambiado su cuarto de acción (las cuales subieron entonces a 8 y 10.000 duros) por dos animales, cuyo valor no excedía de 1.100 reales.  Entre dichas personas, las que tomaron mas interés fueron los Sres. Ingenieros de minas D. Joaquín Ezquerra y Don Ramón Pellico, entonces inspector del distrito de Almagrera. Propusieron se señalase a Perdigón lo menos 1 duro diario vitalicio, pagado por las cuatro empresas Carmen, Observación, Esperanza y Estrella.  Pero dichos señores no fueron atendidos, y la donación  de Perdigón quedo reducida a 8 reales diarios entre dichas empresas poderosas.  Esta es la verdad pura, que mas bien es una afrenta para ciertas personas, y mas si se añade que las empresas Observación y Estrella han dejado a deber a Perdigón 3 años de estos miserables honorarios, que mas bien puede llamarse socorro o limosna. Consta que el mal recompensado inventor de la riqueza no dio el menor motivo para esta falta de cumplimiento, la cual se fundo en frívolos pretextos  que seria mengua citarlos.
Lo corto de esta asignación  que ya vino a quedarse reducida a una peseta, obligo al desgraciado Perdigón a dedicar el último tercio de su vida a su antigua faena de minero, trabajando corporalmente en cuanto encontraba.
Cayó malo en Agosto de 1851 con calenturas intermitentes; se agravó en noviembre del mismo y sucumbió el 7 de Diciembre, enterándose el 8 del mismo sin mas pompa ni acompañamiento que cuatro pobres que sus hijos buscaron para que lo llevaran y honraran, ajustados a 4 reales cada uno, que  después  perdonaron haciéndolo de caridad.  Ni un solo minero del Jaroso se digno asistir al entierro del descubridor del filón rico. El silencio habla más que la pluma.
Perdigón estaba casado con Antonia Rodriguez Navarro, que al enviudar tenia 64 años, es decir, 7 mas que su marido, que solo contaba 57. Dejo 5 hijos: 3 varones, llamados Diego, Juan y Pedro, y 2 hembras, Catalina y Antonia, todos casados y cuentan entre ellos  14 hijos. Estos también son pobres, dedicado al trafico de arriería , labraduria y  minería.
La viuda nada posee, y si vive es porque sus 5 hijos la tienen cedido el corto caudal que dejo Perdigón, que consiste en unos cortijillos situados en el sitio llamado los Perdigones en la desembocadura de la rambla del pozo de los Guardas, inmediato a la boca de Mairena, y además un bancal, que todo ello no alcanza a valer 500 duros de capital.
Es de estricta justicia, ya que no se hiciese una demostración debida a la gratitud, que las empresas que han  dejado de pagar su compromiso, abonaran a esta desgraciada familia  siquiera lo que importan los tres años pendientes. En ellos se interesa además el honor de todo el que tiene parte en las minas ricas, cuyo descubridor nació, vivió y  murió en la pobreza, formando un mal contraste con los favorecidos por el mismo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

MINA DE LOS TRES PACOS





Antonio Gonzalez Jódar, Cuevas del Almanzora